miércoles, 15 de mayo de 2013



LA INTERACCION COMUNICATIVA Y LA ACCION SOCIAL
UN OBJETO DESAFIANTE PARA LA SISTEMATIZACION

                                                                                                                        Sergio Martinic V. ([1])



A. Antecedentes

            La experiencia práctica demuestra las complejas relaciones que tienen los grupos populares o beneficiarios con las instituciones que les ayudan en la solución de sus problemas de subsistencia.

            Es evidente, por ejemplo, que las instituciones tienen sus propias maneras de nombrar y de interpretar los problemas que afectan a su "población objetivo". Estas definen los criterios y acciones que, a su juicio, parecen ser las mas adecuadas para enfrentarlos. Se ha documentado cómo pese a las diferencias de interpretaciones las categorías institucionales se instauran como el pensamiento válido y legítimo para clasificar e interpretar los problemas que tienen los grupos populares (Chopart, J.N.; 1991; Bourdieu, P.; 1982; Bertaux, R.; 1994).

            Esta práctica genera, entre otros, estigmas que afectan la identidad social de los sujetos y caminos de solución distantes con las posibilidades de llevarlas a cabo o que resultan poco legítimas y asumidas por los propios destinatarios.

            Por otra parte, también se ha demostrado que los grupos populares tienen sus propias representaciones y, con frecuencia, discuten y negocian el status y las categorías que les impone la institución (Garfinkel, A.; 1967; Goffman, E.; 1975). Adaptan así los servicios y recursos de las instituciones a sus particulares estrategias económicas y de movilidad social. En efecto, a través de acciones y estrategias comunicativas los pobres realizan una verdadera "carrera" al interior de una institución o en varias a la vez para acceder a beneficios materiales, a contactos sociales, "acreditaciones" o simplemente a un reconocimiento simbólico y moral que les permiten tener vínculos con la institución, ser "asistido" y distinguirse de los otros... de los que aún son más pobres (Joffe, C.; 1979; Ogien, R.; 1983; Massu, M.; 1989 y Paugam, S.; 1991).

            De este modo es difícil concebir un proyecto social sin considerar la interacción de racionalidades y maneras de pensar propias de cada uno de los actores involucrados. Aun más esta realidad forma parte de la naturaleza misma de los proyectos sociales y, particularmente, de aquellos que intentan cambiar las representaciones que los beneficiarios tienen de sus problemas ([2]). Este tipo de diferencias y de interpretaciones han sido documentadas por diversos estudios evaluativos y de sistematización de proyectos sociales que muestras difrencias de perspectivas, las negociaciones y confrontaciones que ocurren en el plano del saber y, por último, los complejos procesos de transferencia y apropiación.

            Por otra parte, también han sido analizados por estudios de opinión pública y evaluaciones que se realizan de las políticas sociales. Por ejemplo, en nuestro país, es ya una constante histórica la crítica que los usuarios hacen al "mal trato" que reciben por parte de los servicios públicos de salud aludiendo con ello, precisamente, a problemas de interacción tales como  mala atención, burocracia, falta de consideración y de respeto, tramitación, etc.

            Por el contrario, cuando se valoran los cambios logrados, se subraya fuertemente una tendencia contraria: la calidad de la relación establecida, la conversación y acogida que sintieron en los contextos de trabajo, la afectividad y apoyo encontrado en agentes y profesionales de las instituciones. Es decir, y mas allá de la solución instrumental del problema los sujetos, valoran la calidad de la relación comunicativa lograda con los funcionarios y profesionales de la institución. Sin duda que, el reconocimiento de una identidad positiva en el otro favorecen relaciones sociales positivas y una actitud de cooperación para las nuevas interpretaciones y principios de acción que promueven los proyectos.

            Todos estos casos tienen como centro una dimensión comunicativa y cultural. En efecto, el éxito de los proyectos o de la intervención social depende de la calidad de la interacción y de la comunicación que se establece entre los profesionales o funcionarios y sus beneficiarios o población objetivo. Si entre ellos no existe una cooperación mutua para el entendimiento y reciprocidad interpretativa los proyectos están condenados al fracaso. Aquí radica la especificdad educativa de la acción social.

B. El Problema

            Pese a la evidencia de estos y otros resultados la mayor parte de los estudios y evaluaciones de proyectos sociales no toman en cuenta las características y naturaleza de estos procesos comunicativos.

            En efecto, las preocupaciones centrales están en el análisis de costos; en el logro de los resultados y objetivos previamente definidos o en las actividades y procesos que influyen en los resultados obtenidos. Sin negar la importancia de este tipo de análisis, poco se estudian los efectos de la relación pedagógica y comunicativa propiamente tal para obtener tales logros y la importancia que tiene la percepción de los propios beneficiarios en esos resultados.

            En gran parte, le debemos a los estudios de sistematización de experiencias educativas el análisis de las percepciones e interpretaciones de los distintos actores involucrados en un proyecto. En efecto, inspirados en enfoques cualitativos tales estudios han destacado la importancia de la subjetividad y de la percepción que los actores tienen en la orientación hacia las instituciones y los proyectos. Demuestran la importancia que tienen estos espacios para la identidad positiva de los sujetos y para el cambio que perciben en si mismos o en las relaciones con su entorno.

            Sin embargo, es necesario ir más lejos. Estos estudios no dan cuenta de la interacción ni explican hasta qué punto los resultados o cambios son efectos reales de la intervención y de sus métodos dialógicos y participativos. El análisis se ha centrado en los discursos de uno u otro actor y en los relatos que estos hacen de las experiencias vividas. Pero queda en una verdadera "caja negra" todas las interacciones y el complejo juego de negociación y construcción conjunta que transcurre en los espacios de relación que tienen los beneficiarios con las instituciones. 

            A nuestro juicio el estudio de esta relación es central. En efecto, en los contextos institucionales de ayuda social, la eficacia de la acción preventiva, rehabilitadora o educativa que se realiza dependerá de la calidad de la conversación y de las interaciones que establecen los interlocutores entre sí.

            En efecto, en estas interacciones los interactuantes (educadores y beneficiarios) construyen dial{ogicamente una versión legítima del problema y definen los caminos mas adecuados para enfrentarlos. Cuando entre ellos no existe una cooperación mutua para el entendimiento y reciprocidad interpretativa las acciones de cambio estarán condenadas al fracaso.


            La descripción y documentación de este tipo de procesos nos permitirá dar cuenta de los procedimientos y resultados que estos proyectos producen en las interpretaciones de los sujetos y en los compromisos que asumen para emprender sus acciones.


C. La Propuesta

            Para abordar el problema planteado es necesario desarrollar una nueva concepción de cambio y de acción social que ubica el aprendizaje y en una dimensión comunicativa mas amplia.

            En la mayor parte de las experiencias educativas la acción social de los sujetos se entiende como un comportamiento derivado de estructuras o de variables anteriores a la acción misma.

            Se asume, por ejemplo, que los sujetos actúan de acuerdo a las representaciones que tienen de los problemas y según los conocimientos y tipos de información que está al alcance de la mano. Este énfasis cognitivista entiende el cambio, principalmente, como una transformación en el terreno de los conocimientos, en las interpretaciones y en la información que el sujeto posee. En consecuencia la educación y la intervención consistirá en transmitir adecuadamente nuevas interpretaciones para producir los cambios deseados en las prácticas de los sujetos.

            La siguiente proposición formulada por un miembro de un proyecto que se realiza en el campo de la salud da cuenta de este razonamiento:

            "Los principales problemas de salud pueden prevenirse o solucionarse con la participación de toda la comunidad, la cual debe tomar conciencia de sus problemas y comprometerse en la solución de ellos, situación que no ocurre en este territorio, por desconocimiento de los factores de riesgo, que influyen en la aparición de patologías que dañan la salud de la población".

            Frente a este tipo de problema el equipo desarrolla acciones de formación y de capacitación que elevan el grado de conocimiento en Salud por parte de la población esperando un cambio de conducta frente a los factores de riesgo. Una racionalidad similar se constata en otros proyectos de educación para la salud promovidos tanto por instituciones privadas o ONG como por Organizaciones estatales ([3]).

            De este modo la posibilidad de producir los cambios radica en la capacidad que tienen los beneficiarios para construir nuevas interpretaciones sobre los problemas que les afectan. Se asume la premisa de que los sujetos actúan sobre su realidad conforme a la representación que estos tienen de ella ([4]). Parafraseando a Bourdieu (1982) los cambios que se promueven aspiran a producir una verdadera "subversión cognitiva" que transforma la visión de mundo de los individuos y de los grupos con los cuales trabajan las instituciones.

            La mayor parte de las intervenciones de las instituciones  del campo de la ayuda social se organiza de acuerdo a esta premisa. En efecto, las diferencias de discursos, de contextos sociales, de problemáticas y métodos de intervención que existen entre Instituciones públicas y privadas se sostienen, en la mayoría de los casos, en el funcionamiento de un mismo principio de organización de la acción social: para producir cambios los actores tienen que interpertar la realidad de una manera diferente. 

            Las representaciones y las categorías de pensamiento se conciben como principios "apriori" que estructuran la acción de los sujetos. Un cambio en los modos de pensar y en las informaciones que el sujeto posee producirá los cambios deseados. Desde esta perspectiva la transmisión y la enseñanza ocupan un lugar central.

            Sin embargo, la evidencia empírica de numerosos proyectos educativos en diversos campos de acción social demuestran que el proceso no es tan simple. En efecto, las acciones no cambian como consecuencia automática del aumento de información ni tampoco el proceso educativo funciona como una actividad instructiva y de transmisión vertical de saberes o de representaciones que van de un lado hacia otro.

            Los profesionales y beneficiarios al realizar sus interpretaciones no aplican mecánicamente un saber pre-construído. Por el contrario, adecuan sus criterios al contexto y a la situación; anticipan e imaginan las posibilidades de interpretacion del otro y cooperan con su interlocutor en la construcción de una racionalidad común que les permite negociar y colaborar de acuerdo a causalidades y formas de pensar plausibles para el otro (Rémy, J.; 1992: 91).

            No existe, asi el traspaso de un criterio o contenido de un lado a otro (transmisión eléctrica de mensajes) sino que, mas bien, un proceso inferencial de interpretaciones recíprocas que adecuan y transforman los contenidos en el mismo acto de comunicación. De este modo, las categorías de interpretación no tienen una existencia autónoma de las situaciones y de las subjetividades involucradas en la interacción. Estas emergen y se realizan en el mismo curso de la interacción ([5]).

            Desde esta perspectiva las representaciones sociales deben entenderse como un medio de producción de la realidad que realiza el intercambio comunicativo (...) no se tratan de ideas estáticas que desde fuera entran en la cabeza  sino que de significaciones colectivas construídas a través de la práctica comunicativa.

            La representación que los sujetos  construyen de la realidad no tiene una existencia ontológica propia y ubicada en la mente o conciencia de los individuos. La representación se construye y sostiene en la interacción discursiva que el sujeto tiene en los distintos contextos sociales y comunicativos en los cuales participa.

            De este modo el estudio de estas interacciones, de los procesos de negociación de sentidos e interpretaciones y de los compromisos que los actores resulta ser clave para describir la interevención social y comprender sus resultados. En efecto lo que importa no es la información que, aparentemento pasó de un lado a otro, sino lo que ocurrió y se realizó en dicho intercambio gracias a la conversación y al diálogo entre los interactuantes.

            En este intercambio intervienen procedimientos de transacción y de negociación a través de los cuales los interlocutores construyen acuerdos y compromisos en torno al objeto o problema que se aborda en la intervención o en la experiencia educativa. A través de la negociación los sujetos intercambian significados y llegan a acuerdos explícitos. A través, de la transacción, los interlocutores construyen una relación; logran establecer y confirmar una relación social que crea condiciones de reciprocidad y una lógica de implicativa donde la argumentación de uno de los actores considera la del otro.

            Al definir este nuevo objeto de la sistematización surge rápidamente la pregunta de cómo abordar metodológicamente el problema. Para ello existe respuesta.

            Hoy día hay consenso en la necesaria conexión de la sitematización con la investigación social. En efecto, la sisetmatización mas que entenderse como una alternativa que rechaza o niega la investigación define una modalidad particular de investigación cuyo objeto es la acción social. Su preocupación es dar cuenta y describir esta acción.

            En esta relación con la investigación ha existido un acercamiento fructífero con los paradigmas interpretativos y de tipo etnográfico. Aquí se han encontrado conceptos y categorías para la descripción e interpretación de las intervenciones sociales y de sus efectos.
                       
            Continuando con este tipo de relación nos parece de gran utilidad la perspectiva que proviene de la etnometodología y del análisis conversacional. Esta perspectiva pone especial atención en la descripción e interpretación de los procedimientos que los
sujetos emplean para producir organizada y coordinadamente un discurso en una situacion comunicativa determinada.


D. Conclusiones

            En este artículo hemos presentado una hipótesis general de trabajo y que, a nuestro juicio, plantea enormes desafíos para la sistematización. La hipótesis general puede formularse de la siguiente manera: los proyectos de intervención educativa producen cambios en las prácticas por medio de un cambio en las representaciones. Hasta ahora los estudios y análisis han estado centrados en la dimensión cognitiva concibiendo el acto educativo como un acto de transmisión de información y saberes. Para conocer los resultados y describir los procesos se ha recurrido a un análisis de los discursos de los actores involucrados.

            La experiencia práctica demuestra que estos procesos no son lineales ni simples. Aun mas la transmisión suele tener "ruidos" y los beneficiarios terminan por interpretar y dar sentido a los problemas y a los proyectos de acuerdo a sus propias historias y vivencias. La relación educativa suele ser conflictiva y se caracteriza por la confrontación y negociación de interpretaciones. El cambio, mas que por un convencimiento racional y argumentatitivo parece relacionarse con la calidad de la interacción y con las características y procedimientos empleados en las negociaciones que ocurren.

            La descripción de la acción y de sus resultados se hace mas complejo y obliga a poner la mirada sobre el momento de interacción propiamente tal. Momento que reune la acción y el discurso en una sola unidad: la conversación. Después de revisar la concepción cognitivista del trabajo educativo hemospropuesto explorar en las dimensiones comunicativas del proceso de aprendizaje y de construcción interactiva de orientaciones y sentidos de acción.

            Si la sistematización tiene como objeto la acción social tenemos aquí un reto conceptual y práctico que es necesario de abordar. De la lectura e interpretación de textos y discursos debemos pasar a la descripción y observación de las acciones.


BIBLIOGRAFIA

Blanc, M. (ed),1992:Pour une sociologie de la transaction                                              sociale.Paris, L'Harmattan.

Bourdieu,P.,1982:      "Les rites d'institution". En: Actes de la      
                                                recherche en sciences sociales, N° 43,                                           juin.

Garfinkel, A.,1967: Studies in Ethnomethodology, N. Jersey.

Goffman, E.; 1975:    Stigmate. Les usages sociaux des handi­caps.
                                   Paris, Ed. Minuit.

Joffe, C., 1979:          "Symbolic interactionism and the study of                                     social services". En: Studies in symbolic                                        interac­tion. Vol 2, pp. 235-256

Massu, M., 1989:        "L'utilisation des services sociaux: de 
                                               l'exclusion à la conquête d'un status". En:                                        Revue Française de Sociologie. Paris, XX-1,                                            pp. 41-56.


Ogien, R., 1983:         Théories ordinaires de la pauvreté. Paris,                                     PUF.


Paugam, S., 1991:      La disqualification sociale. Essai sur la
                                               nouvelle pauvreté. Paris, PUF.

Rémy, J., 1992:          "La vie quotidienne et les transactions                                             sociales. Perspective micro ou macro-                                           sociologiques". En: Blanc, M., 1992, pp. 83-                                               111.   


[1] Antropólogo y Doctor en Sociología. Programa de Doctorado en Ciencias de la Educación. P. Universidad Católica de 
Chile.
[2] Aqui ubicamos todos los proyectos de acción social y de educación popular que, independientemente de la 
problemática que abordan, promueven cambios en las representaciones e interpretaciones que los sujetos tienen de sus 
propios problemas. También creemos que el argumento puede ser extensivo a otras formas de intervención social y que 
caracterizan la relación de los sectores populares con las Instituciones tales como las entrevistas con Asistentes Sociales, 
Consultas Médicas y Jurídicas, entre otras.
[3] Para una presentación de experiencias de ONG en America Latina ver: Marshall, T., De prácticas y 
caminos. Salud Popular en America Latina. Santiago, CEAAL, 1986.
[4] Defrance, J., "Donner la parole. La construction d'une relation d'échange". En: Actes de la Recherche en 
Sciences Sociales. N° 73 juin 1988 pp. 52
[5] Este modo de plantear el problema se encuentra en: Doise, W., " Le développment social de 
l'intelligence: aparu historique". En: Mugny, G. (ed) Psychologie sociale du développement cognitif. Berne, 
Peter Lange, 1985 pp. 35-57; Doise, W. "Régulations sociales des opérations cognitives". En: Hinde, R. et 
al (eds): Rélations interpersonnelles et développment des savoirs. Berne, Delval, 1988 pp. 419-439.




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